Algo que muchos desconocemos y deberíamos saber porque ignorarlo nos acarrea problemas y dificultades, es la existencia de un ciclo vital de la pareja que consiste en cinco etapas que la pareja puede enfrentar de manera evolutiva, cabe mencionar que no todas las parejas las viven, sino solo aquellos que logran después de muchos años, continuar casados o unidos en matrimonio. Las parejas que llevan veinte o más años unidos, reconocerán que no es la misma calidad de relación de cuando estaban recién casados a la relación que llevan después de haber conformado una familia, de haber superado momentos de crisis de todo tipo, después de haber aprendido a valorar lo esencial de la pareja, que son los aspectos positivos de la convivencia en pareja. Conocer y comprender las etapas de la vida en pareja debería servir para adoptar una actitud proactiva, de mayor compromiso y sana convivencia, veamos cuales son estas etapas.
El Idilio. Cuando cada uno de los miembros de la pareja se unen, lo hacen con una carga importante de idealización de la pareja, de fantasía romántica con pensamientos de color de rosa como por ejemplo: “estamos hechos el uno para el otro”, “eres mi media naranja” o “y vivieron felices para siempre”, la etapa del idilio se termina cuando cada uno de los miembros de la pareja se da cuenta que la vida juntos no era lo que ellos esperaban y terminan sintiéndose decepcionados, esta condición puede desembocar en la ruptura de la relación o dar paso a la siguiente etapa.
La Lucha por el poder. Esta etapa comienza cuando se reconoce “tú no eres como yo creía que eras”. Aquellas parejas que continúan la aventura de vivir juntos, aun con el agravante de sentirse engañados por que la pareja no cubrió las expectativas, se enfrascan en una lucha por obtener del otro lo fantaseado en la etapa del idilio, el matiz de la relación estará dado por “cambiar” al otro para lograr que sea como uno creía que debía ser. Esta etapa puede prolongarse por muchos años o llevar a la pareja a la separación al no ver satisfechas las expectativas personales con respecto a la relación y lo que esperamos del otro, si la relación sobrevive a la lucha por el poder, se pasa a una etapa más pacífica y de mayor adaptación.
Estabilidad. Esta tercera etapa comienza con el perdón, los miembros de la pareja renuncian a su tenaz obstinación en “hacer” que funcione la relación y se permiten errar y fallar. Elaboran ahora un conjunto estable de reglas con que negociar las diferencias y un conjunto estable de expectativas del papel de cada uno. El haber alcanzado esta etapa no significa haber llegado a una etapa plena de paz, hay que estar conscientes de que incluso en las parejas más estables puede darse cierto grado de insatisfacción o incompatibilidad, la diferencia radica en que en esta etapa, la pareja esta es mejores condiciones de adoptar una postura proactiva y empática. Las parejas que llegan a esta etapa estarán entonces en condiciones de pasar a la cuarta etapa del ciclo vital de la pareja.
El compromiso. En esta etapa la pareja se rinde verdaderamente a lo que es y acepta la realidad y las fallas humanas de la relación. Es en esta etapa donde los miembros de la pareja abandonan la idea de “cambiar” al compañero, aceptándolo tal cual es, con sus fallas y virtudes, esto permite el cambio de actitud personal de cada uno de ellos, llevándolos a buscar agradar de una manera genuina al otro, aprenden a amarse sin estar de acuerdo en todo, mejorando en gran manera la convivencia, las emociones y los sentimientos de cada uno de los miembros en la relación. Cuando la pareja alcanza esta condición, están entonces listos para pasar a la quinta y última etapa de la vida en pareja.
Creación conjunta. Después de haber superado un sin número de crisis, de haber aprendido a tener una mejor y más sana convivencia y haber pasado años juntos, es en este momento de la historia de la pareja cuando están en condiciones de proyectar al mundo la experiencia y los logros obtenidos, es en este momento donde son capaces de ofrecer a los demás los frutos de la pareja, en un clima de plenitud compartida, de comprensión y entendimiento mutuo. Es importante señalar que no existen parejas perfectas, aun y cuando se amen uno y otro, siempre existirá el riesgo de la intolerancia, del enfocarnos de manera egoísta en nuestras necesidades olvidando o restándole importancia a las necesidades del otro, poniendo en riesgo el bienestar de la pareja, teniendo en cuenta que desde el inicio